Es fácil deducir que lo ocurrido ante los tribunales con la creación de las gestoras de CC en Lanzarote y en Gran Canaria no haya concluido todavía. No están satisfechos en el sector oficialista, el que se ha quedado con las siglas y las llaves del local de Buenos Aires, para que nos entendamos. Dicen que han recurrido, pero podrían encontrarse con que los mismos contenciosos que ellos tratan de alimentar se les vengan encima y a alguien se le ocurra la genial idea de impugnar el famoso congreso nacional. Está gafado, el muy puñetero, ya no sólo por las gestoras, sino por el procedimiento de elección de los compromisarios que han de acudir a él. El reglamento es para morirse de la risa porque ni el PP tiene unos mecanismos tan -digamos- democráticos. A ver qué pasa.