Con esos datos de desequilibrio sobre la mesa, cabe preguntarse cómo valoraban en enero-febrero los grancanarios el Gobierno de Canarias, en el que todavía -insistimos- estaba el PP, el partido más votado en la isla. Pues bien, el suspenso era rotundo. La valoración negativa superó a la positiva, y la mitad de la población se situaba en esa especie de limbo entre el bien y el mal que denota más pasotismo que fe en el Ejecutivo. El 30% de los encuestados consideraba que el Gobierno lo estaba haciendo mal o muy mal, mientras que sólo el 15% opinaba que lo hacía bien o muy bien. Más curiosidades de la encuesta: el 27% de los votantes del PP suspendía entonces al Gobierno, frente al 33% de los votantes socialistas y el 19% de los de CC, que seguían entonces sin perder la fe.