El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Y de los guindillas ¿quién nos proteje?
Puestos en ese plan, bien podría hacer Aena un esfuerzo por hacernos la vida un poco más cómoda. O, como diría nuestro presidente, hacernos más felices. Pero no, al contrario, lo primero que decretó una vez nos obliga a todos a pasar por el parking fue suprimir la media hora de gratuidad, lo que convierte el aparcamiento en un impuesto revolucionario mondo y lirondo. Y si usted osa detenerse donde no debe, cerciórese de que por los alrededores no hay un policía local de Ingenio, porque en caso contrario se arriesga a que le diga que allí no se puede parar de la manera más maleducada y soez recogida en los manuales: “¡Shhis, eh, fuera de ahí!”. Y sin salero alguno, no crean, sin saludarle al modo de Bush y Aznar, y sin esperar una explicación acerca de lo que ocurre en los aeropuertos civilizados del mundo cuando alguien va a dejar a una anciana al pie de la terminal.
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