Resulta altamente inquietante que el teléfono móvil de Juan Carlos Alemán haya estado comunicando toda la tarde del domingo. Nos fue imposible pulsar su visión de lo ocurrido el sábado y sus siempre reveladoras previsiones de lo que puede pasar a partir del anuncio de López Aguilar. Alemán no ha ocultado nunca sus fuertes diferencias con su sucesor en la secretaría general del PSC, pero en los últimos meses, ante la avalancha de críticas feroces, ha llegado a cerrar filas con él. Eso no significa que se haya estado quieto durante todo este tiempo y que no haya aprovechado la quietud y la operatividad que le otorgan su cargo de vicepresidente segundo del Parlamento para conseguir recuperar viejas amistades de partido y aglutinar algunos restos de recientes naufragios socialistas. El más comprometido con la causa es Paco Spínola, el primer defenestrado de la era Jotaflá y el que mejor encarna la doctrina saavedrista del dolce far niente. Nadie habla de este lanzaroteño en los cenáculos de la involución pendiente. Por algo será.