Lo que no explicó la alcaldesa ni tampoco el consejero delegado de Isolux es la estrategia conjunta puesta en marcha para salvar el buen nombre de la empresa. Porque si todo esto pone de relieve que estamos ante la gran chapuza de un concurso amañado, los problemas van a ser muchos y muy graves. Y, además, afectarán a responsables políticos del partido de la señora alcaldesa. Luzardo trató de dirigir este miércoles los tiros hacia la Consejería de Industria, en manos de Luis Soria hasta mayo pasado, pero mucho nos tememos que ha sido precisamente en ese departamento donde sí han hecho los deberes como es menester. Los agujeros hay que buscarlos en el Consejo Insular de Aguas, que se retrasa meses para resolver un expediente ante Industria, y la mismísima Isolux, que ni siquiera ha tramitado bien el expediente para que le autoricen poner en marcha los dos módulos. Para que vayan haciendo boca y a la espera de cosas más jugosas, sepan que la empresa aún no ha tramitado el estudio de impacto medioambiental, absolutamente preceptivo.