La verdad es que tenemos un presidente la mar de imaginativo, al menos en lo que respecta a sus genialidades acerca de la conveniencia de tumbar las barreras naturales y psicológicas que tanto separan a las Islas Canarias, vergel de belleza sin par. Este martes reunió a los periodistas para el tradicional almuerzo navideño en el mismísimo aeropuerto de Los Rodeos, en la terminal interinsular, aún por inaugurar. Primero se había barajado la posibilidad de hacerlo en Agaete, pero las conexiones con las Islas no capitalinas eran más complejas, si bien será esa villa grancanaria la sede del almuerzo del año que viene, según anunció el presidente. Fue un almuerzo muy agradable, con vistas sobre las pistas de Los Rodeos, y un exquisito y variado menú que agradó a la concurrencia. A la que concurrió, porque no concurrió toda la que suele concurrir.