Lo del canódromo puede que no sea la última fatal consecuencia de doce años de mandato municipal del Partido Popular donde ya se sabe que poco se hacía con rigor, dejando a salvo el maquillaje y en malo es ser malo gestionando y de ello puede dar cuenta la ciudadanía a los cuatro años. Pero peor es consumir los esfuerzos y el presupuesto en engañar a ese ciudadano que va a votar sobre supuestos falsos, porque con los presupuestos sólo hicieron que barnizar, encubrir o calafatear, según el caso. Muchos se preguntan por y el epílogo Luzardo. Doctrina primera: en el minuto uno porque tanta incompetencia es imposible. Dos: ¿desviación de poder por arrogancia de Soria e incompetencia paladina en el caso de Luzardo? Esta doctrina parece aceptable sin obviar la tercera: que blanco, en botella y lácteo ya se sabe que es lo que es. Por eso el público exige que lo aclaren en los juzgados, por responsabilidad patrimonial, a donde acudirían, faltaría más, ungidos por la presunción de inocencia.