El periódico del régimen ha hecho su trabajo, pero dos semanas después de la muerte del trabajador de las instalaciones de la Ciudad Deportiva parece un poco tarde para contar a sus lectores lo que ha pasado allí y la gravedad de los hechos. Lo ocurrido se lo ha despachado Soria con la flema británica que le caracteriza cuando está cogido por el asunto hasta las amígdalas y con la cobardía propia del que sigue teniendo en su mano el mango de la sartén de su partido: el consejero lo sabía pero no actuó seguramente porque nadie le dijo que la cosa era grave. Y lo que es peor, ha culpado a la empresa concesionaria del mantenimiento, es decir, a la empresa responsable de esa gestión indirecta que tanto defiende el PP. En resumen: si quieres sacudirte las responsabilidades, gestión indirecta, y cuando haya un muerto, gestión indirecta otra vez. Menos mal que siempre les quedará ETA.