El acuerdo, aún por firmar, entre el PSC y Coalición Canaria parece firme, a la espera de lo que ocurra este sábado en comité político de los nacionalistas. Con las debidas garantías en la mano y después de muchos silencios y algunos chaparrones en estas tres últimas semanas, José Miguel Pérez se plantó ante el máximo órgano de su partido entre congresos para escuchar reprimendas y refrendar o no refrendar el pacto. El resultado fue más apacible de lo que cabría esperar, con una abrumadora mayoría a favor y muchas ausencias motivadas por la coincidencia del comité con la constitución de los cabildos de Tenerife y El Hierro y las recién estrenadas responsabilidades institucionales en plazas como Santa Cruz de Tenerife que impidió mayor número de representantes. Significadas ausencias palmeras, de esas que prefieren la distancia a la discrepancia. Pero ya se palpa en los ambientes socialistas un giro en los sentimientos y un mayor respaldo al secretario general que, a la postre, está a punto de colocar al PSOE en tareas de gobierno regional tras dieciocho largos años de sequía. Una dulce derrota que desde la tarde de este viernes está provocando un notable incremento de josemiguelistas frente a las apaciguadas voces de los que llegaron a pedir guerra la noche del 22-M. Pero también hubo intervenciones críticas en el comité regional de los socialistas este viernes, mayormente procedentes de los que hubieran preferido cualquier otra cosa antes de un pacto con CC. O con el PP. Entonces, ¿a la oposición? Pues sí, porque aún hoy quedan en el PSC de los que opinan que “contra Franco vivíamos mejor”.