Pueden ser muy pocas las cosas ocurridas en el PP canario desde 1999 hasta la fecha que no conozca a la perfección Larry Álvarez. Lo ha sido todo para José Manuel Soria, desde monagillo portamaletas hasta brazo ejecutor de las más sanguinarias decisiones internas, esas por las que todavía hay mucho militante y ex militante esperándolo a la bajadita. Álvarez ha tenido que cargar con muchas cruces, incluidas las que derivaron del primer gran escándalo de corrupción que salpicó al PP, el del asunto eólico. Amigo de Alfredo Briganty y valedor de Celso Perdomo, Larry fue la primera persona que visitó al ex director general de Industria en la prisión de Salto del Negro para manifestarle el apoyo personal y del partido. Celso no ha vuelto a abrir la boca desde entonces, y Briganty se ha distanciado de su compañero de piso en Madrid rompiendo simultáneamente el carnet del partido que un día le ofreció ser delegado del Gobierno en Canarias.