Lo que nos falta a todos por ver de aquí al sábado, cuando comience el congreso de Coalición Canaria, va a ser de traca. El presidente bombero, tratando de apagar con mucho cariño y mucho esfuerzo los múltiples incendios declarados; algunos de sus consejeros de Gobierno, con la lata de la gasolina en las manos, en actitud de absoluto descaro; su propio partido, ATI, dividido ante la tesitura de a quién mandar primero a la porra, si a Martín, si a Paulino o si a Melchior, descartando ya separarle a Mauricio la cabeza del resto del cuerpo y ofrecerla, en sin par ofrenda, al Tenerife profundo en la próxima romería popular. Pero no es sólo ATI la que sufre interesantes procesos de cambios tectónicos, en el partido de Mauricio, o lo que de él queda, también se producen extraños fenómenos, como la aparición de un limbo, en el que se ha colocado nada menos que la vicepresidenta del Gobierno.