Y es en esa fórmula de construir lo mismo pero de otra manera donde surge el problema: los técnicos municipales recelan, o en todo caso afirman que eso no lo puede habilitar un Plan General de urgencias, que eso es cosa del Plan General de otra forma más lenta. Y un asunto donde parece que podría haber acuerdo político, incluso con el respaldo de la oposición que lidera Pepa Luzardo, no tendrá el aplauso de la calle. Al fin y al cabo, el edificio es santo y seña del mandato anterior. No olviden que es el edificio que se ha encargado a César Pelli para compensarle de los agravios de la desastrosa Gran Marina. El asunto no es nuevo, ¿recuerdan el lío que se montó cuando se quiso lo mismo para construir la Supercomisaría? Ciertos técnicos y fuerzas retardatarias pusieron el grito en el cielo. Y ahí está, no es la puerta de Alcalá pero está bastante más que bien. Si el debate de las 35 plantas se encutrece, para allá va un argumento a favor: se vería de escándalo desde la Avenida de Anaga. Pero Padrón dijo que tal y como está el patio, a otro director con ese marrón.