Les aseguramos que nos encanta hablar bien de políticos cuando es menester, pese a ese natural tan crítico que nos precede. Hoy toca, así que ahí va: el éxito de la cosa de la financiación sanitaria (porque ocultarlo si lo sabemos sería deslealtad con nuestros lectores) corresponde al consejero de Economía y Hacienda, José Carlos Mauricio. Y como no nos duelen prendas, lo decimos. Este consejero leyó la jugada antes que nadie en la comisión de Política Fiscal y Financiera: Zapatero haría ante los presidentes una buena oferta que debería cumplir con dos condiciones, primero, romper la testarudez del dúo tocanarices Zaplana-Acebes consiguiendo el visto bueno de alguna autonomía gobernada por el Partido Popular. Luego, la propuesta debería evidenciar la posición numantina de la dirección del Partido Popular. Para lo primero, como era imposible prever la salida de Esperanza Aguirre con “a caballo regalado no le mires el diente”, el consejero nada más empezar el baile se fue a por Balerares porque pensó que por allí se rompería, según sus cálculos, el cerrojo popular. Y acertó el muy puñetero. Así que roto el cerrojo, por allí entró Canarias (Adán en plan Nelson en Trafalgar) a ganar su particular batalla. Y como es así, así se lo contamos. Hoy nos descubrimos.