El Parlamento de Canarias necesita un hervor, éso no hay quien lo niegue. Los últimos episodios (sentencia favorable a los propietarios que fueron desalojados, rechazo a iniciativas populares, desalojos de ciudadanos, ceses y nombramientos...) no le han valido para reforzar su imagen de casa de la democracia y esas cosas que ordena la Constitución y el Estatuto de Autonomía. Pero es que, además, ni los simulacros de incendio le salen bien para, al menos, aparecer con algo simpático en la prensa. Este viernes hubo uno de éstos y quedó desalojado todo el edificio parlamentario excepto la sala en la que se reunían los diputados que componen la Comisión de Sanidad. Una llamada telefónica de José Miguel Barragán a una de sus señorías alertó a los muy currantes parlamentarios, que en ese momento abandonaron las dependencias entre la estupefacción y la risa tonta. Barragán debería ser designado jefe de seguridad e higiene en el Parlamento, a falta de algo mejor.