A la espera del pleno del Cabildo del 23-F, en el que finalmente no tendremos a Paco Cabrera como estrella invitada, hemos de irnos conformando con lo que están dando de sí las sesiones encadenadas (o megamix) con que ha obsequiado Gabriel Mato a la concurrencia en plenos carnavales. Es decir, en periodo inhábil, que es como se llaman estas vacaciones parlamentarias de invierno (y olé). Memorable el cambio de tercio que la Cámara dio este lunes a la propuesta inteligentísima de José Manuel Soria de pedir una comisión de investigación que centrara sus trabajos en la Consejería de Industria, y muy específicamente en el concurso eólico, abortado desde el principio hasta el fin. Soria mantiene su discurso de regeneración en la creencia de que la tormenta amainará y un rayito de sol le volverá a convertir en la gran esperanza de la derecha canaria. Se puso apocalíptico en el pleno parlamentario, especialmente en la primera parte de la parte contratante. Al ministro López Aguilar lo llamó el Mesías, quizás por haber coincidido un día con toda la ciudadanía al señalar que en Canarias se estaban dando con demasiada frecuencia insanos revolcones entre políticos y empresarios. Luego, cuando tocó Amorós, dejó de ser Mesías para ser eso, ministro de Justicia.