Las prisas son malas consejeras para los consejeros, sean éstos buenos o malos, fantásticos o mundanos. Las empresas que se han hecho con el 40% de Gascan se constituyeron echando virutas a finales de septiembre y con el capital mínimo con el muy loable fin de acceder a esas acciones tan gentilmente ofrecidas por el Gobierno aplicando el Derecho Mercantil (¡ay, Eusebio, que te pierdes!). Las malas lenguas cercanas al Gobierno, que abundan en altísimas proporciones, aseguran que las prisas no han venido dadas por Granadilla, ni por una urticaria sobrevenida a cualquiera de los elementos en presencia, sino sencillamente porque podrían peligrar las subvenciones comunitarias. ¿Que a cuánto ascienden tales subvenciones? Pues a la módica cantidad de 50 millones de euros. Lo que nos extrañaría un poco es que Bruselas vaya a volver a aflojarle dinero por adelantado a Canarias con lo bien que hacemos las cosas, ¿verdad, Pepitomanué, ingeniero sin carné?