Pero no solamente se constituyó Soria en juez y parte de la comisión eólica, consiguiendo incluso que su partido y sus patéticos socios votaran unas vergonzosas y groseras conclusiones, sino que se convirtió en el más agresivo de los comisionados. Fue él personalmente quien ejecutó los interrogatorios a los ciudadanos que fueron llamados a declarar, con especial virulencia contra Francisco Cabrera, ex consejero de Megaturbinas de Arinaga, y José Francisco Henríquez, ex presidente de CANARIAS AHORA. Y por si fue poca su desfachatez, hasta se permitió mentir a la comisión cuando tuvo que declarar en calidad de compareciente por haber sido protagonista y cómplice de aquel tinglado mientras ejerció de presidente del Cabildo de Gran Canaria. Demasiadas cochinadas como para oponerse ahora a que Paquita Luengo, su bestia parda en Tebeto, forme parte de la frustrada comisión de investigación.