Nos pusimos de inmediato a hacer memoria porque nos sonaba eso de que un dirigente del PP pidiera la cabeza de un periodista por un comportamiento desafecto al régimen. De la misma manera que nos sonaba una barbaridad eso de que o haces lo que te digo o ya puede tu empresa irse preparando para no tocar bola mientras mandemos nosotros. De esto último se ha hablado, incluso mucho, en sede judicial después de aquel famoso juicio del caso Isolux en el que un conocido empresario canario, representante de una poderosa multinacional francesa, contara a una juez cómo Soria y Pepa Luzardo le habían insinuado elegantemente que ni se le ocurriera recurrir aquella ruinosa adjudicación a la empresa amiga. De los periodistas y de los periódicos desafectos tenemos -como se podrán imaginar- unos cuantos casos muy elocuentes. Porque Soria y sus secuaces no sólo han tratado de clausurar a este periódico y callar a sus periodistas mediante los métodos más expeditivos y antidemocráticos, sino que ha llegado a pedir a empresarios y directores de otros medios informativos locales la cabeza o, en su defecto, un severo correctivo, a los que han osado poner en duda su rectitud u honorabilidad. Y en algunos casos ha prosperado la petición, dicho sea de paso y sin ánimo de señalar a nadie. Han sufrido tales presiones Canarias7, La Provincia, Antena 3 y, por supuesto, los medios de titularidad pública.