El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
El monopolio, con uñas y dientes
Efectivamente, Alfredo Alberto dirige una empresa ejemplar, una cooperativa de la que es gerente y de la que sólo forma parte su familia. Tiene delegaciones en Gran Canaria, en Lanzarote y en Tenerife, y comercializa quesos muy apreciados por los aficionados a este manjar, como Maxorata, El Tofio o Pastor Isleño. Su esfuerzo le ha costado situar a su empresa en una posición verdaderamente envidiable, a lo que seguramente debe haber contribuido mucho la posición casi monopolística de la que ha gozado en Fuerteventura. Fue muy famosa, a la par que numantina, su defensa de la posición adquirida para impedir que se estableciera en la isla un proyecto, de nombre Capricornio, que entraba con 20.000 cabras y una quesería impresionante en los Llanos de la Cancela, en Antigua. Del mismo modo, se opuso hace algunos años a que el Cabildo promoviera miniqueserías mediante ayudas al sector con subvenciones para instalarlas, o a iniciativas muy concretas como la de Huriame o Tindaya. Quería, y lo consiguió, que la leche de cabra que se produce en la isla tuviera un sólo destino, su fábrica, y un sólo precio, el que él fija.
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