En el PSOE se frotaban las manos días antes del pleno del Cabildo. Algunos consejeros habían preparado la escenificación de una nueva contradicción en el seno del PP, pero había que dejar que Larry Álvarez ejecutara el papel que le tocaba jugar, que defendiera su moción, que se pusiera de manifiesto la flagrante contradicción del PP. Con la habilidad que sólo se consigue con premeditación y alevosía, el presidente del Cabildo no pidió tras el pleno la cabeza del portavoz del PP porque, al fin y al cabo, estaba defendiendo un acuerdo plenario de febrero de 2007, que comparten los socialistas y los nacionalistas de Nueva Canarias. Pérez disparó a lo alto, a la cabeza del líder del partido que vuelve a demostrar que utiliza las instituciones donde gobierna en su propio provecho. Un motivo más para la reprobación que prepara el PSOE para el pleno parlamentario sobre el debate de la nacionalidad.