Debe haber sido desesperante para los agredidos y para sus padres la situación de indefensión vivida durante toda la noche. Las continuas llamadas a la Embajada española en Budapest tropezaban con la nada, porque ni un maldito contestador daba referencias de cómo actuar. Intervino la legación por la mañana y gracias a ella algo se pudo solucionar. Desde Canarias, mientras tanto, se movilizaron desde primera hora el delegado del Gobierno, José Segura, y el secretario general del PSC, José Miguel Pérez. Ambos movieron sus hilos en Madrid al tiempo que Manuel Medina, eurodiputado socialista, hacía lo propio en Bruselas para tratar de forzar una mejor atención a los tres canarios heridos.