Que no hay manera de que amaine la tormenta en el Consejo de Administración de la UD, oiga. Les contábamos ayer que sería cuestión de que un consejero retirase la demanda que ha presentado contra otro si realmente el club quiere salir a flote como ya apuntan en Tenerife por la vía de la venta de parte de sus terrenos en La Laguna. Pero ni caso. La demanda, a pesar del intento frustrado de un consejero ahora del ala oficialista de convencer al sector golpista de que dejen los juzgados para cuestiones mayores, sigue adelante en el número 1 de Primera Instancia. Y la que corre de boca en boca por el mundo mundial amarillo no es otra que la presentada por Manuel García Navarro contra su ex amigo Rafael León Talavera, al que no quiere ver ni en pintura en la vicepresidencia que le tapona el acceso a la presidencia tan ansiada por el empresario. Y todo a cuenta de un local comercial en Mogán que figura en el registro con 29,5 metros cuadrados cuando en realidad son 70, vendido hace nada más y nada menos que quince años a García Navarro que ahora se siente estafado. ¿Y no se sentirá la UD Las Palmas estafada con tanta guerra inútil que no ayuda a ver la botella medio llena, como pide Ricardo Ríos?