No somos nosotros, palabra de honor, los que nos empeñamos en traerles aquí la polémica de modo concurrente. Son los acontecimientos y la flora y fauna política los que nos obligan. Vuelve a la carga la carretera Puerto-Rico Mogán, que saldrá a concurso de proyecto y obra, lo que nos lleva a preguntarnos muy inocentemente si mentía el consejero Antonio Castro cuando decía que el proyecto ya estaba hecho. Creemos sinceramente que no, pero ahora resulta que la carretera atraviesa el campo de golf de la famosa urbanización Anfi Tauro, precisamente en uno de los nueve hoyos que le quedan por inaugurar. Así las cosas, ¿cómo es posible que una carretera dependa de un campo de golf de iniciativa privada? ¿Será acaso que el plan de ese campo de golf es anterior al proyecto de la carretera? ¿Fue primero el huevo o la gallina? En todo caso parece que será preciso expropiar algo del campo de golf del grupo Anfi, lo que colocaría a la empresa Santana Cazorla en una situación difícil. Porque ya se imaginarán ustedes lo delicado que es ser expropiado y expropiante porque tiene todo el derecho ese grupo a participar en la licitación de la carretera y mantener su 50% de Anfi.