Esperanza Aguirre lo ha resuelto de un plumazo, y detrás ha ido la prensa derechona a dar por zanjada la estrepitosa metedura de pata del consejero de Transportes de Madrid, que se mofó del portavoz socialista en la Asamblea de Madrid y acabó en pelota picada. “Es que se ofuscó”, justificó la lideresa, como si ese fuera un hecho aislado en el PP, partido del que también forma parte el vicealcalde de Madrid, Cobo del Rosal, que se ofuscó en una reunión con las víctimas no peperas de los atentados del 11-M. Cuando le pidieron un monumento conmemorativo en la estación del Pozo, el munícipe se salió por peteneras (se ofuscó, vamos) y soltó que a ese ritmo le iban a pedir “un monumento a las putas de la calle de la Montera”. Ole, que ole y olé. Ofuscaciones, que se llaman, como la de la presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) que en fecha tan señalada como la de este viernes volvió a aventar la teoría de que esos atentados no están resueltos, que hay que seguir buscando no se sabe muy bien qué, seguramente a un pariente etarra de Rodríguez Zapatero. Porque no han bastado investigaciones, juicios, sentencias y más sentencias; indemnizaciones, reconocimientos y solidaridades: hay que encontrar a algún responsable de que en 2004 se le arrebatara el triunfo electoral al PP, que es lo que realmente los tiene ofuscados.