Víctor Rodríguez Gago, que ahora colabora en el periódico digital de Federico Jiménez Losantos, Libertad Digital, decidió un día marcharse a Madrid en una de sus cíclicas crisis de identidad y ante la evidencia de que esto es un pueblo con luz eléctrica para intelectuales como él. Efectivamente, Gago era la pata inteligente y culta del departamento de agitación y propaganda que hasta el mes pasado dirigía en el PP canario Larry Álvarez. Éste, con su proverbial zafiedad, ponía las ideas, marcaba la diana en la frente del enemigo a abatir y ordenaba a los suyos la ejecución. Si el trabajo requería cierta finura, cierta dosis de sutileza y barroquismo, el encargado de la ejecución era Rodríguez Gago. De lo contrario podía valer alguna de las periodistas starlettes fichadas por Larry, previo paso por la secretaría de afliiación del PP.