Pudo haber sido José Manuel Soria quien, en un rapto de soberbia, pronunciara las palabras más desafortunadas de la noche electoral, pero el presidente del PP canario cedió esos honores al de Coalición Canaria, Paulino Rivero. Quizás creyéndose el más listo de la clase, el candidato nacionalista empezó su primer discurso tras los resultados felicitando al PP y a Mariano Rajoy por “el triunto electoral” en las elecciones municipales del resto de España. Luego habló de crispación y culpó a ese partido y al PSOE, y en tercer lugar, felicitó a los socialistas por la victoria en Canarias. No está nada mal para quien se ha pasado toda la campaña culpando a López Aguilar de falta de talante, de incapacidad para el diálogo y hasta de elefante en cacharrería. Se resiste Paulino a soltar el pandero de ridículo tuno aficionado y se empeña en seguir haciendo el más patético de los ridículos cada vez que abre la boca. Alguien de su entorno debería echarle una manita y mandarlo a callar.