Cuando un sindicato se equivoca hay que decir que un sindicato se equivoca. Y parece claro que el Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de Canarias (STEC-IC) se ha equivocado de parte a parte en su repentino enfrentamiento con la Consejería de Educación. Hasta mucho ha durado el inesperado idilio entre la principal fuerza sindical en el sector y el departamento que dirige José Miguel Pérez, y quizás en esa calma chicha haya que encontrar los motivos de esta abrupta apertura de hostilidades. Hay sindicalistas y asesores de sindicalistas que consideran que el estado natural de un sindicato debe ser la confrontación, la protesta, que corra el aire entre ellos y los representantes políticos. Y el STEC debe haber sufrido alguna convulsión interna que le ha conducido a buscar alguna excusa con la que regresar a su tradicional crispación con la administración educativa canaria.