Ese periodismo mentiroso es también lascivo y crea escuela. Al tiempo que inventan patrañas y extienden la duda sobre la decencia de los que no les ríen la gracia, personajes como Suárez y Chavanel se dedican a aplicar a los amigos (siempre circunstanciales, siempre de conveniencia) las más sensibles artes del intercambio de fluidos, de manera que la satisfacción sea plena por parte de la parte contratante. Hay ejemplos en ese periódico dignos del Kamasutra. Y José Manuel Soria es, sin discusión, el más beneficiado por esas artes amatorias. Ahora suenan trompetas y tambores de cambio de tercio, lo que nos obliga a que desde ya advirtamos a los nuevos beneficiarios que se hagan un seguro de vida, que los tiempos cambian a un ritmo frenético.