Nueva Canarias se está convirtiendo, poco a poco, en la mantis religiosa del PSOE en el Cabildo de Gran Canaria. Además de comerse todos los recursos económicos que laboriosamente va recuperando el nuevo grupo de Gobierno a partir de las trastadas que legó José Manuel Soria, fagocita sus réditos políticos y, en muchas ocasiones, obliga a los socialistas a humillarse y a transigir donde es inadmisible políticamente hacerlo. Como quiera que no hubo cesión en el asunto de La Caja, donde Román Rodríguez terminó entrando en el consejo de administración gracias a un pacto con el PP de Larry Álvarez tras la negativa de José Miguel Pérez a cederle los puestos que correspondían a la institución, ahora se les otorga todo lo que piden. Nueva Canarias dice querer tener presencia en la junta rectora del Consorcio de Rehabilitación Turística del Sur de Gran Canaria cuando en realidad está representada a través del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, donde ostenta alcaldía, y del Cabildo, donde ostenta vicepresidencia. Pero quiere más y se lo dan.