En lo que profundizamos este fin de semana en la cría caballar de las Fuerzas Armadas, no dejamos de sorprendernos por los mensajes de socorro que lanzan desde el PP de Canarias hacia Moncloa, Génova y la plaza de Cuzco a cuenta del cierre del grifo a la desalación de agua en el Archipiélago. Los populares de las Islas saben que sus jefes peninsulares han metido la pata hasta el fondo, con su rotulador rojo eliminador de todo tipo de subvención a sectores e industrias que no generen de por sí beneficios a los que dirigen el negocio patrio. Piden agua por señas y ya no se cortan a la hora de criticar abiertamente la eliminación total de la partida destinada a las potabilizadoras. Ha sido la senadora grancanaria Pepa Luzardo, la que este jueves ha elevado más la voz y en declaraciones a La Provincia califica de “inasumible” eliminar de un plumazo las ayudas a la desalación, y también cuestiones clave como las subvenciones al transporte de mercancías y de pasajeros, con esa última burla de no costear el 50% de los pasajes superiores a 500 euros, los de última hora, vamos, o las ayudas a los deportistas canarios. Luzardo asegura que los populares canarios en el Congreso y en el Senado tienen margen de maniobra para reconducir todos estos recortes básicos a las Islas hasta noviembre, y clama porque los ministros entren en razón, pero lo cierto es que desde el Gobierno en el que está su jefe de filas, José Manuel Soria, no se cede un milímetro sin que el líder del PP en las Islas haya dicho esta boca es mía. Más bien se dedica a filtrar que anda negociando en la sombra.