Para colmo, en un ejemplo de dejadez sin parangón, el Museo de la Ciencia ha perdido la mayor parte del patrocinio de empresas e instituciones con el que contaba. Sólo mantiene un mínimo apoyo de la Autoridad Portuaria de Las Palmas, que a cambio, echó por tierra el bellísimo proyecto de Museo Marítimo que había partido también de la factoría Élder. A todos estos despropósitos ha de sumarse la pérdida de visitantes. El proyecto Entre-Islas, por el cual acudían miles de alumnos de otras islas al museo, ha desaparecido. El proyecto de concurso sobre la evolución asociado a la exposición de Atapuerca quedó desierto por falta de participación y han pasado a mejor vida las visitas de colectivos sociales, culturales o raciales. Se han perdido la mitad de las visitas de escolares, y hasta el Día de Canarias ha sido un pinchazo monumental (apenas 400 visitas frente a las miles de ediciones anteriores). No esperábamos nada de Rita Martín, pero quizás algo sí cabría esperar de la viceconsejera, Hernández Bento, que es licenciada en Físicas. Pero, tampoco. El Museo languidece a la vista de todos.