Empiezan a apreciarse los rigores del pacto por la corrupción que gobierna en algunas instituciones de Lanzarote, en concreto su Cabildo y el Ayuntamiento de Arrecife. Al tiempo que se recrudece la crisis interna de Coalición Canaria en esa isla y se distancian los bandos que encabezan Pepe Torres Stinga y Suso Machín, en la primera Corporación insular se produce la primera fisura seria del pacto entre CC, PP, PNL y PIL. El consejero de Hacienda, Luis Celestino Arraez, ha puesto su cargo a disposición del presidente, Pedro San Ginés, ante la imposibilidad de cuadrar los presupuestos para este año. Los motivos no hay que encontrarlos en la consabida caída de ingresos que sufren todas las instituciones, sino en las exigencias del PIL, que quiere más perritas para sus hazañas de siempre en las consejerías que le han tocado en suerte en este obsceno reparto del poder que se hizo tras el estallido de la operación Unión. En concreto, el PIL quiere más presupuesto para la niña de sus ojos, la Consejería de Obras Públicas.