Luego se quejarán de que los ciudadanos den la espalda a la política, que desprecien y rechacen a los políticos, que se indignen ante su iniquidad y su absoluta falta de moralidad. Pero todo tiene su explicación, nada es producto de la casualidad. El Centro Canario de Nacho (CCN) escenificó este viernes a la perfección los comportamientos que más repugnan a los ciudadanos al erigirse en auténtica banda de salteadores de caminos asidos a una más que discutible representación ciudadana alcanzada por unos pactos electorales que implican de manera directa en el pirateo a Coalición Canaria. No es rechazable que José Miguel Bravo de Laguna, del Partido Popular, haga lo posible por garantizarse su presidencia en el Cabildo de Gran Canaria, donde ganó con holgura de siete consejeros de ventaja sobre la segunda fuerza política, el PSOE, pero que para hacerlo tenga que sentarse en una timba de trileros a soportar todo tipo de chantajes y de amenazas saca a flote lo más deleznable de la política, lo más fétido del comportamiento de unos advenedizos agrupados de manera oportunista a la sombra de un partido de una más que dudosa consistencia democrática. Como todo lo que mal empieza mal acaba, hay que temerse lo peor de este conchabo entre el PP, Coalición Canaria y esas balas perdidas del CCN de Gran Canaria. Tiempo al tiempo.