La consigna ya está en ejecución: a por la Cadena Ser. El Partido Popular ha encontrado en la red de emisoras del Grupo Prisa un culpable vendible a sus electores, simpatizantes y fanáticos con el que sacudirse de encima las responsabilidades por la mala gestión de la última crisis de la vida política de Aznar. No sólo atacan a la Ser en Madrid, donde desde el PP y los medios afines se está diciendo de todo a esa cadena, sino que además, en Canarias, José Manuel Soria comete el peor error que se puede cometer con un medio de comunicación: convertirlo en víctima de sus tics dictatoriales. A la Cadena Ser en Las Palmas, por órdenes directas de Soria y de su escudero Larry Álvarez, le han prohibido hacer dos programas en el marco del Festival de Cine de Las Palmas. Un gesto insoportable que demuestra de qué madera democrática están hechos algunos dirigentes del PP, que ni asumen la derrota electoral ni aceptan las reglas del juego democráticas.