Los días previos a la inauguración de la avenida de Colón fueron de muchísima tensión para los servicios de protocolo del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana. Habían recibido un ultimátum claro desde el Cabildo de Gran Canaria: o preside Su Excelencia, o no va. Se saltan de este modo en el Cabildo los decretos y órdenes de precedencias, aquellos que colocan a cada autoridad en el sitio que le corresponde. Soria pretendía presidir un acto que en ningún caso le correspondería presidir, sencillamente porque acudía un consejero del Gobierno de Canarias, institución que, por cierto, financió al cien por cien la obra que se inauguraba. Soria no acudió a la inauguración, por lo que ya podrán ustedes deducir sin mucha ayuda nuestra cuál fue la respuesta que recibió el Cabildo desde el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana. Por cierto, allí gobierna el PP, pero lo que no puede ser no puede ser, y además, es imposible.