Debemos suponer y suponemos, porque nos estamos especializando en pensar mal y acertar, que la suspensión de licencias en Vegueta ha sido posterior a un aviso a navegantes, y más concretamente a navegantes amigos, que es como se hacen las cosas en los entornos más queridos del gobierno municipal. La medida, qué va, tiene todo el tufillo de tomarse en periodo electoral con el muy picarón objetivo de pretender que el personal que se crea que al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria le importa mucho la protección del casco histórico de la ciudad. Revisando la hemeroteca ya nos hemos dado cuenta de que ninguna de las reclamaciones de la asociación Depaca ni de la oposición, por supuesto, han sido atendidas en todos estos años. Ya el destrozo está hecho y ahora toca quedar resultones para la foto. Falsos que son, como el pavimento chino de Triana, que no de piedra azul de Arucas.