Ya saben que Arnáiz anda embarcado como un poseso en un lavado y promoción de su imagen que le permita aguantar un tiempo más en el machito, al menos el tiempo necesario para concluir con éxito algunas operaciones que los empresarios que le apoyan y le ordenan tienen interés en que salgan. Ha logrado la paz Arnáiz tirando de talonario, y de ahí el déficit de la Autoridad Portuaria, que coloca a este presidente a la cabeza de los peores gestores de la historia de los puertos de España. Sin embargo, todos los estómagos agradecidos le elogian, y en el caso concreto de lo estibadores, tienen sus motivos. Arnáiz heredó de la época de Luis Hernández, y se ha atrevido a mantenerlo, un vergonzoso impuesto revolucionario con el que se grava con 0,70 euros cada tonelada que se mueve en La Luz. Con esa recaudación se hace frente al déficit de Sestiba, con lo que se trata de frenar su reconversión de personal. Ya se imaginarán quienes pagan ese recargo: pues sí, los consumidores grancanarios.