Se extiende de manera elocuente por las Administraciones canarias la fiebre de la transparencia en la contratación pública. No nos quejamos en absoluto, al contrario, nos parece genial. Es una práctica muy extendida en los países civilizados que quizá está tardando mucho en implantarse en estas islas de tanto polvo. En suspensión. No hay que desconfiar siempre de los poderes públicos, ni generalizar, por muchos burros (y burras) volando que hayamos visto. Pero las instituciones deben echar también una manita para que los ciudadanos recuperemos la fe, la esperanza y la caridad. Por ejemplo, no es muy edificante que la empresa Metropolitano de Tenerife, S.A., vinculada al cien por cien al Cabildo de esa isla, publique en el Boletín Oficial de Canarias un anuncio tan enigmático como inútil. Nos explicamos.