Lo que hicieron los biólogos de la Consejería de Medio Ambiente fue trabajar las fichas de cada una de las especies. Pero luego vinieron otros detrás a revisar los criterios y planteamientos y a elaborar la ley que fue finalmente aprobada con los votos de CC y PP. Todos atribuyen esos manejos finales a tres biólogos tradicionalmente vinculados al poder de ATI: Antonio Machado, un histórico de la biodiversidad, entendida muy a su manera, que incluso llegó a elaborar una ley al respecto que debe dormir en algún ignoto cajón de algún olvidado consejero de Medio Ambiente; José María Esquivel, ex jefe del Servicio de Biodiversidad, hoy adscrito a la Agencia Canaria para el Desarrollo Sostenible y el Cambio Climático, y el responsable de ese órgano de Presidencia del Gobierno, Jorge Bonnet. Quizás sean Machado y Bonnet los grandes ideólogos del desarme natural promovido por este Gobierno, y muy particularmente Bonnet, por su cercanía a Paulino Rivero y a José Miguel González, de cuya mano entró en su día en el ya extinto Icona.