Manuel Fernández, que expresándose es como Rita Martín pero más a lo bestia, no quería herir la sensibilidad del auditorio pepero que le escuchaba. Del mismo modo que no quería decir lo que se le entendió en TVE cuando afirmó que Manuel Chaves debe ser tonto si no ha acumulado un fortunón tras tantos años en política. O como cuando, no hace mucho, su señorito fue condenado a pagar las costas judiciales por un pleito mal metido y Fernández salió al ruedo a decir que el PP se sentía acosado por los juecesal dar primacía estos a la libertad de expresión frente al derecho al honor. Este sábado el secretario general del PP tocaba a rebato porque se inicia la cuenta atrás de unas elecciones autonómicas cruciales para su partido en Canarias, las que señalan que podría estar muy cerca de alcanzar la ansiada presidencia de la región, las de la oportunidad de Soria de demostrar que la gran gestión que llevó a cabo en Las Palmas de Gran Canaria y en Gran Canaria también es posible desarrollarla en la Comunidad Autónoma... Y en momentos así no caben dimisiones estrafalarias, ni declaraciones altisonantes, ni indisciplinas que puedan evidenciar que el PP es un partido sin dueño y sin timón a manos del dueño. Así que, lo mejor, prietas las filas y a no moverse, que Manolo Fernández ha desempolvado el trabuco.