Tienen motivos para estar inquietos en el Juzgado de Instrucción número 5 de San Bartolomé de Tirajana hacia el cual ha empezado a dirigir su batería de legajos el letrado Warren Sánchez, cuyas aportaciones más brillantes a la teoría del Derecho Penal pueden adquirir en el hall de este teatro. Porque, queridísimos lectores, ya se siente, ya se palpa en ese juzgado la carismática presencia de Warren Sánchez, su inconmensurable sabiduría, su desbordante magistratura, su inconfundible estilo bajo la toga, su amplia colección de desquiciadas querellas, que pueden adquirir en el hall de este teatro, incluso con dedicatoria. Ya se siente en el edificio judicial de Maspalomas el enorme trasiego de escritos de ampliación, los notables ensayos, las novelas del oeste y los folletines con los que el ilustre letrado piensa atiborrar al titular de Instrucción 5 que se ha hecho cargo de la penúltima aportación de Warren Sánchez a la estrategia de la conspiranoica del PP sobre la persecución divina, policial, judicial y periodística contra esas almas cándidas que de manera inigualable aparecen descritas en el primer escrito de ampliación que ya tenemos en nuestro poder.