Mientras los francotiradores del PP disparan al entrecejo del juez Garzón sin que nadie haga algo por parar tanto dislate, el diario Público continúa publicando una interesante secuela de las reuniones que el presidente de la Generalitat valenciana, el muy trajeado Francisco Camps, viene celebrando de modo frenético desde que se supo que el magistrado lo quiere empapelar. Ya estaba confirmada la reunión del viernes pasado en su despacho con el vicepresidente del Poder Judicial, Nando Da Rosa, que dijo que pasó por allí a recoger unos faxes, como si la sede del TSJ valenciano no tuviera aparatejos tan sofisticados. Ahora se ha sabido que a esas reuniones secretas también han acudido la alcaldesa de la ciudad, Rita Barberá; el secretario general del PP valenciano, Ricardo Costa, y el ex ministro de Justicia José María Michavila. La cosa se pone interesante porque a este último dirigente popular, actual diputado nacional por esa provincia, se le están endilgando llamativas relaciones con algunos de los ya imputados en la operación Gürtel. No hay muflones, hay faxes y teletipos. Y fumata blanca.