Le prepararon muy mal las notas a la consejera de Turismo de Canarias, Rita Martín, para su aparición estelar del otro día en la comisión correspondiente del Parlamento. O las leyó mal, que de esta señora cabe esperarlo casi todo, y en el “casi” incluimos su dimisión. Dijo la buena señora que el turismo canario está en caída libre, contribuyendo de este modo y con su ya proverbial gracejo, a acrecentar la psicosis y la alarma por el tamaño de la cosa. La consejera de Turismo es precisamente uno de los nombres que más suena y resuena para una más que probable remodelación del Gobierno de Canarias, la que preparan en comandita el presidente Paulino Rivero y su cómplice, perdón, vicepresidente, José Manuel Soria.