Es cierto que la actuación de los inspectores de turismo ante los Centros de Arte, Cultura y Turismo de Lanzarote responde a una denuncia planteada por los promotores del Plan Parcial Playa Blanca, pero más cierto es que en la Consejería regional de Turismo se sabe de sobra que esos establecimientos cuentan con todas las bendiciones porque de ello se dio cuenta públicamente hace un mes tras una denuncia similar. Pero toca mortificar al Cabildo conejero, y a ello se ha puesto la consejera. Pero lo que realmente clama al cielo es que Rita Martín, que deja hacer contra la Corporación insular, haya dado órdenes a los catorce inspectores con los que cuenta su departamento para que aflojen un punto y se dejen de actuar de oficio en un sector cuyo principal problema es el gran número de camas sin legalizar que están en funcionamiento y que se cifran en 175.000. Martín ha hecho especial hincapié en que sus inspectores sólo actúen por denuncias y que tengan especial sensibilidad con su isla natal, Lanzarote, de cuya asociación de empresarios turísticos, Asolan, la consejera fue gerente antes de pasar a la política.