Ya pueden irse envolviendo en la bandera los que dijeron que el coste anual de mantenimiento iba a ser de 18.000 euros porque, sencillamente, mintieron como bellacos. Solamente supervisar los trabajos de reposición del artilugio costaron a la Corporación 2.500 euros, que fue lo que cobró el estudio Análisis Ingenieros, a razón de 750 euros por coordinación, 1.200 por supervisión y 550 por redactar el informe final de coordinación y supervisión. Todo ello aparte de los casi 19.000 euros que hay que pagar a Postigo Obras y Servicios hasta que termine el año para las tareas de mantenimiento. Porque el contrato se ha adjudicado a esta compañía, puntera en el mercado de la señalización de carreteras pero sin la experiencia reclamada en el informe técnico que en julio pasado emitió, por encargo del Cabildo, el ingeniero de Caminos Juan Luis de Bethencourt Gallego. A lo largo de diecisiete folios, De Bethencourt se detiene de modo prolijo a valorar los pros y los contra de la bandera para concluir que es segura siempre y cuando se observen unas exigentes medidas de seguridad y de mantenimiento, y se encomiende éste a una empresa especializada, preferentemente vinculada al “mundo de la náutica”. El Cabildo, sin embargo, ha preferido a una firma comercial líder en el sector de las señalizaciones viales.