Siguen sucediéndose extraordinarios acontecimientos en el Cabildo de Gran Canaria y sus sociedades y fundaciones satélites. No vamos a insistir en la Orquesta Filarmónica ni en el Angulo Arena, que llevan sus respectivos comentarios en este mismo periódico. Del Caam sí podemos decirles que la oposición ha perdido a su representante en uno de esos hervores de transparencia que tiene Angulo, al que le chifla que el PSC le revise las cuentas y la gestión. Pero en fin. En Sialsa, por meternos ya en materia, ha suscitado rechinar de dientes la sentencia judicial que obliga a la empresa de la leche grancanaria a admitir en el consejo de administración al representante de los trabajadores. El requerimiento de la Justicia es contundente y se produce después de los intentos frustados de los empleados por ejecutar lo que mandan las leyes. No entendemos cómo es posible que una empresa pública tenga estas veleidades tan privadas, cuando en realidad todo el mundo sabe por dónde se están conduciendo los delicados y luminosos vericuetos de la vía láctea y la necesidad de un sector cabildicio de dar salida a los impulsos empresariales montando una fábrica de chorizos vinculada también a esta empresa. Que es la leche, por cierto, y la preside un candidatable de CC a la alcaldía de Las Palmas, Adrián Déniz.