Ya nos estamos imaginando al aparato de prensa y propaganda del PP canario emitiendo apoteósicos pronunciamientos de ensalzamiento de La Gran Marina (que en paz descanse) tras la sentencia del TSJC conocida este Viernes Santo. El fallo, de la Sala de lo Contencioso Administrativo, viene a dar la razón al arquitecto catalán Carles Ferrater en su pleito con la Autoridad Portuaria, que le requirió para que hiciera el favor de devolver las perritas del premio que compartió con el argentino César Pelli. Éste renunció a los 30.000 euros, no así el catalán, que ejerció sus derechos e hizo buenos todos los estereotipos, como es menester. Pero la sentencia, por mucho que se pongan Pepa y Manolo a repartir mamporros, en absoluto bendice el concurso de ideas declarado nulo por la Unión Europea y por España. Al contrario, casi estamos por decir.