José Manuel Soria sabe que este congreso regional lo tiene que sacar adelante con nota. No le vale el espectáculo del PP catalán, con una presidenta elegida por los pelos y con mucha contestación interna. Sabe que su declive político ya ha comenzado y ante un par de reveses más que previsibles, no puede estar desarmado, sin el partido arropándole. De ahí que le soltara aquella andanada a Pablo Matos, de ahí que promoviera un calendario congresual absolutamente prohibitivo para cualquier otro hipotético candidato, y de ahí que haya ejecutado a cien históricos militantes en Fuerteventura dejando al partido herido de muerte en la isla. Ninguno de los cien expulsados, decíamos, podrá presentarse como compromisario al congreso porque el plazo se abre este lunes y termina el 2 de septiembre. Todo calculado. Hasta los nombres de los críticos que no han sufrido esta razia.