No vamos a contradecir al Cabildo de Gran Canaria en esta relación de funciones que tiene atribuidas don Marco Aurelio Pérez, sólo que se nos antoja necesario ir un poquito más allá y reclamar de la Consejería de Política Territorial de la que depende este ex alcalde que relate si esas funciones se ejecutaban en su totalidad. Porque para nosotros que la única que desarrolló con un éxito indiscutible fue la de echar una mano a Nueva Canarias en reventar desde dentro el Consorcio para la Rehabilitación Turística del Sur de Gran Canaria, en lugar de dedicarse a desbloquear aspectos de planeamiento de su propio municipio que hubieran contribuido a que algo funcionara allí distinto a la componenda y a la mediocridad. El despacho vacío, yermo, inútil, es un símbolo, una muestra de la tomadura de pelo a la que Nueva Canarias y Marco Aurelio Pérez han sometido al Partido Socialista, que deja hacer hasta lo indecible a las huestes de Román Rodríguez (a ver quién es el guapo que pone en entredicho el proyecto del tren), mientras encaja con resignación conventual y sumisa todas las deslealtades y marrullerías que caben en el catálogo del mal socio.