La consigna dentro del PP de Canarias es “aquí no pasa nada, todo está controlado”, que para eso tenemos un caudillo formidable que tiene soluciones para cualquier eventualidad. Así que la crisis (o como la quieran llamar) provocada por las dimisiones de Larry Álvarez son cáscaras de lapas para la oficialidad del partido. Lo demostraron este jueves en el último pleno de Las Palmas de Gran Canaria los concejales de la oposición que capitanea con ese garbo que no se puede aguantar nuestra admirada Pepa Luzardo. Se debatían los presupuestos para 2008, y todo transcurría con relativa normalidad hasta que el concejal de Hacienda, Rodolfo Espino, nombró la bicha. Y la bicha es la palabra “abstención”.